¡Hey!
Pregunta dura, pero seria…
¿Cómo van tus propósitos de año nuevo?
¿Recuerdas cuáles fueron con claridad?
¿Cómo te has sentido pasados estos primeros 60 días días del año?
Ya llevamos más del 16% del año, jejeje… Sí, me gustan las estadísticas, los números, los datos, de este modo puedo medir y mejorar…
¿Y por qué te pregunto esto? Justo porque se ha visto, estudios lo han dicho y yo lo comprobé conmigo durante muchos años. Los propósitos de año nuevo van perdiendo energía y fuerza conforme avanzan los días, y al cabo de unos meses se quedan en el olvido cómo un nuevo plan para el siguiente año y se vuelve a repetir la historia.
Pero para que no te vuelva a pasar y para que te hagas consciente de por qué ha sucedido así, te quiero compartir 3 razones por las cuales esos propósitos ya se quedaron ahí olvidados.
Y primero que todo te quiero contar un poco desde el lado energético. Las fiestas de fin de año vienen cargadas de energía colectiva de impulso, de cierres de ciclos, de nuevos comienzos, de esperanza, por lo tanto, nos contagiamos de esa fuerza colectiva y conforme avanza el primer mes del año, esa energía se disipa y entonces, volvemos a la normalidad, así que sí, la emoción por iniciar en esas fechas es normal y por eso vemos gimnasios llenos y refrigeradores con comida saludable por lo menos la primera quincena de cada enero.
Ahora, ¿por qué en marzo, junio o septiembre sólo hay pocas personas siguiendo sus propósitos? Bueno, ahora sí, porque ellos ya atravesaron estas 3 razones por las que esos propósitos se quedan parados.
Razón #1. El propósito, sea cual sea, no fue un deseo genuino tuyo, un deseo realmente importante o relevante para tu vida.
Tal vez te pusiste como propósito uno que toda tu familia acordó, que aprendiste, que escuchaste que era necesario, que querías o que simplemente se te ocurrió que era buena idea, pero la realidad es que no lo filtraste internamente para verificar que efectivamente, estuvieras dispuesta a dar la vida para lograrlo, así de extremo, jejeje, bueno, exageré, pero que en serio fuera mega importante para ti.
Aquí lo que te recomiendo es que antes de ponerte metas, objetivos o propósitos hagas un ejercicio de relevancia y te hagas preguntas como ¿a quién se le ocurrió esto?, ¿quién dijo que esto es buena idea?, ¿realmente esto es lo que quieres?, de modo que sepas muy internamente que eso es lo que tú quieres, pues puede ser que simplemente estás emulando o repitiendo algo que otros están haciendo.
Por ejemplo, ir al gimnasio para bajar de peso, esa es la razón común, pero ¿realmente tú vas para bajar de peso? ¿O vas para sentirte libre?, ¿para crear confianza?, yo personalmente dejé de ponerme el propósito de perder peso y me enfoqué en hacer ejercicio para 2 cosas: sentirme libre y llenar de energía mi cuerpo. Al cabo de 7 meses he perdido más de 8 kilos y comencé pasado el segundo semestre del año.
Así que aunque hayas dicho que es lo que querías si realmente no era súper importante para ti, lo ibas a dejar, entonces, antes de establecer cualquier meta o propósito es fundamental que filtres qué tan importante o relevante es para ti ese logro.
La importancia viene de una jerarquía de logros, pues aunque tengamos decenas de ellos, cada uno tiene un orden en nuestra vida, una prioridad, así que elige primero los propósitos más importantes para ti, sin que importe si para el exterior lo es o no, de este modo te mantendrás motivada por más tiempo.
Razón #2. El compromiso contigo, cumplirte a ti.
Y esta razón viene de la mano de la primera, porque si el deseo no fue tuyo, evidentemente no hay razón suficiente para cumplirlo, es muy fácil dejarlo, por eso es muy importante que tu deseo sea genuinamente tuyo.
Ahora, si es así, ¿por qué dejamos nuestros propósitos? Simple, porque no respetamos nuestra palabra, básicamente hemos creado una cadena de compromisos rotos que ni nuestra mente ni nuestro cuerpo nos proveen de los recursos necesarios para intentarlo.
Pero no te preocupes, esta energía se puede restaurar, requieres aprender a cumplir tu palabra y respetar las promesas o acuerdos que te hagas, incluso, requieres aprender a renegociar acuerdos contigo misma.
Por ejemplo, si dijiste que te levantarías de lunes a viernes a las 6 de la mañana, busca respetarlo a cómo dé lugar, y si al cabo de una semana te das cuenta que no es posible para ti, entonces pon otra meta, a lo mejor 6:30 y nuevamente cumple la promesa, sin excusas, de modo que vayas recultivando la energía de las promesas cumplidas.
Mental y lógicamente a nuestro cerebro le gustan las cadenas de logros, es decir, el que cumplamos nuestra palabra un día tras otro, de este modo cuando parece que no vamos a cumplir, busca darnos herramientas y recursos para sí hacerlo y entonces es cuando se implantan nuevos hábitos o se logran los objetivos de nuestros proyectos.
Para poderte cumplir y no romper tus compromisos lo mejor que puedes hacer es dividir en pasos o acciones lo más pequeñas posibles cada una de tus metas, de modo que te hagas del hábito y poco a poco subas la intensidad de esas acciones.
Recuerda que cumplir nuestros propósitos como ahorrar, dormir mejor, comer saludable, perder peso, ser más empático, mejorar relaciones, etcétera, son también un proceso de transformación y no se van a dar de un día para otro, por esa razón requieres ir de a poco y conforme me sientas más cómoda sube el nivel de acción.
Uno de mis propósitos fue dormir mejor, no ha sido fácil porque soy nocturna, sin embargo comencé durmiendo 6 horas por día y ahora, ya puedo dormir 8 sin remordimientos ni culpa, además, también aprendí a dormir “temprano”, pues estaba acostumbrada a trasnochar desde hace mucho tiempo, y esto también fue un proceso, fui recorriendo mi hora de dormir de 30 en 30 minutos hasta que logré irme a la cama a las 10 de la noche.
También, en este proceso de comprometerte contigo implica crear el ambiente que te permita lograrlo, así que si tu meta es dejar la comida chatarra, bajar de peso o hacer más ejercicio, primero saca toda la comida chatarra de tu alacena, elimina las salidas a comer poco a poco y por supuesto, sal a caminar aunque sea fuera de casa con eso que te sientes cómoda, no vayas en pijama, jajaja.
Crea el ambiente necesario para sentirte a gusto logrando tus metas y mantente presente y enfocada en tu objetivo. Calla las voces internas que te dicen que no podrás o que no vas a terminar o lograrlo, y recuerda, un paso a la vez, pequeño tal vez, pero uno por uno.
Razón #3. La soledad en el camino rumbo a la meta
Y sí, finalmente, proponernos hacer algo a solas pesa un poco más que hacerlo acompañada, por ello te recomiendo que busques a esa compañera o compañero para rendirte cuentas, comprométete con alguien también para elevar tu nivel de acción, a veces es mucho más difícil “quedar mal” o “no cumplirle a alguien más” y sólo en este caso, si ayuda.
No seas condescendiente contigo ni con tu compañer@, sé amable y amorosa pero no te compres sus excusas y tampoco las tuyas. Sé una inspiración y ejemplo para esa persona. El objetivo aquí es que sepas que no estás sola y que alguien puede acompañarte.
En algunas ocasiones estos compañeros de rendición de cuentas no necesariamente van a tomar las mismas acciones que tú, pero reportar tus avances y recibir porras y ánimos te ayuda también a mantener la motivación y sirve que al final inspiras a alguien más.
Si por alguna razón nadie en tu comunidad o espacio puede ser tu compañer@ de rendición de cuentas, busca en otros lugares, compañeros de trabajo, amigos de amigos, grupos de emprendimiento, compañeras de cursos, capacitación, etc.
Y si no quieres tener un compañero o no lo pudiste conseguir, ¡tú puedes ser tu mejor compañera!, usa los Habit Trackers para dar seguimiento a tus metas y propósitos y también para evaluar qué tan bien lo estás haciendo, qué puedes mejorar, cambiar o quitar.
Si haces seguimiento a solas, te recomiendo que tengas alarmas o recordatorios tanto para tus acciones del día como para anotar tus avances, de este modo no hay forma de no lograrlo. Ah! y si usas alarmas ¡no las pospongas!, toma acción en cuanto suene.
Te comparto que yo comencé a solas mi proceso de instauración de hábitos, hasta que elegí hacer un grupo selecto de amigas, compañeras y alumnas dónde nos compartimos avances, nos retamos, nos aconsejamos y acompañamos, de modo que todas vamos aportando al grupo y también recibiendo de las contribuciones de cada una.
Los cambios se empiezan a ver, la motivación es más alta cada vez y por supuesto, lograr ciertas metas se ha hecho más fácil.
Dicen por ahí que “solo llegarás rápido, pero acompañado llegarás lejos”, así no te abrumes en soledad, mejor busca a un buen partner y sé una muy buena partner.
Con Luz y Amor Cósmico
-Mar Cespedes.-
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